El trifosfato de adenosina, o ATP, está formado por una molécula de adenina y una molécula de ribosa (azúcar con 5 átomos de carbono) a la que se unen tres grupos fosfóricos, mediante dos enlaces de alta energía. La energía almacenada en ATP se deriva de la degradación de compuestos llamados carbohidratos, proteínas y lípidos, a través de reacciones metabólicas que ocurren en ausencia o presencia de energía. Dado que la función energética del ATP está íntimamente relacionada con la función catalítica de las enzimas, el ATP se considera una coenzima. Casi todas las reacciones y procesos celulares del cuerpo que requieren energía se alimentan de la conversión de ATP en ADP; entre estos se encuentran, por ejemplo, la transmisión de impulsos nerviosos, la contracción muscular, los transportes activos a través de las membranas plasmáticas, la síntesis de proteínas y la división celular.