La función del metilsulfonilmetano es proporcionar al cuerpo el azufre necesario para la producción de otras moléculas. Sus aplicaciones propuestas son numerosas, desde la lucha contra el dolor crónico hasta la inflamación, pasando por el tratamiento de la diabetes tipo 2, trastornos hepáticos, enfermedades autoinmunes y Alzheimer.
Los datos de la literatura científica sugieren que podría ser realmente eficaz contra las hemorroides, la artrosis, la rosácea y el daño muscular inducido por la actividad física.